La paternidad, visión desde una perspectiva biopsicosocial

REVISIÓN

 

La paternidad, visión desde una perspectiva biopsicosocial

 

Paternity: a biopsychosocial perspective

 

Adonay Martínez Perera1 https://orcid.org/0000-0003-0975-1639

1Centro Nacional de Genética Médica. La Habana, Cuba.

 

 


RESUMEN

Introducción: Cuando se aborda el tema del embarazo, el nacimiento, el cuidado y la educación de un niño, con frecuencia se hace desde una perspectiva femenina en la que el padre queda casi completamente desapercibido.
Objetivo: Valorar la paternidad desde una perspectiva biológica, psicológica y social.
Método: Se realizó una investigación teórica a partir de la revisión bibliográfica sobre paternidad. Se revisaron artículos contenidos en la Biblioteca Virtual de Salud: Pubmed, Science Direct, Biomed y Ovid, utilizando como palabras clave los siguientes términos solos y combinando dos o más: "paternidad", "masculinidad" y "paternidad responsable".
Resultados: La mujer es la que fisiológicamente lleva la gestación adelante, sin embargo, el papel del hombre es fundamental. En el padre ocurren cambios a nivel hormonal y cerebral durante el periodo de gestación y posparto de su pareja. Gracias a los avances en epigenética se ha demostrado que lo que haya vivido el padre antes de concebir al hijo es importante, porque deja huellas en la salud de su descendencia. Este nuevo siglo camina hacia un modelo moderno que implica nuevas alternativasy donde el verdadero rol paterno muestra cómo la implicación del padre, desde el momento de la concepción, es el punto de partida para la construcción de una nueva masculinidad.
Conclusiones: La crisis o transformación de una paternidad tradicional a una moderna busca tanto el fortalecimiento de un modelo donde se proporcione la atención de salud a los hombres, como romper con estereotipos, que no solo los limita de vivir con conciencia sus sentimientos, sino también de velar por su calidad de vida.

Palabras clave: paternidad; masculinidad; salud del hombre; conducta social.


ABSTRACT

Introduction: Pregnancy, birth and child rearing are often approached from a female perspective in which the father is kept in the background.
Objective: Characterize and assess paternity from a biological, psychological and social perspective.
Method: A theoretical study was conducted based on a bibliographic review about paternity in the Virtual Health Library databases Pubmed, Science Direct, Biomed and Ovid, using the search terms 'paternity', 'masculinity' and 'responsible fatherhood', alone or in combinations of two or more.
Results: True as it is that women are physiologically endowed with pregnancy, the role of men is also crucial. Men undergo hormonal and cerebral changes during the period of gestation and postpartum of their partners. Epigenetic studies have revealed that a father's life experiences before conception of his child are important because they leave an imprint on the health of his offspring. The current century advances towards a modern model of parenthood characterized by new alternatives, in which the starting point for the building of a new masculinity is the involvement of fathers as of conception.
Conclusions: The crisis or transformation of traditional fatherhood into a more modern form of fatherhood aims to strengthen a model in which attention is given to male health, stereotypes are done away with, and men are not limited to living their feelings consciously, but encouraged to care for their quality of life.

Key words: paternity, masculinity, male health, social behavior.


 

 

INTRODUCCIÓN

Frecuentemente se aborda el tema de la concepción, embarazo, el parto y el nacimiento de un bebé desde una perspectiva femenina, en la que el padre pasa casi completamente desapercibido. Si bien es cierto que la mujer es la que fisiológicamente lleva la gestación adelante y el papel más activo, la función del hombre es fundamental, incluso antes de la concepción.

El efecto que la concepción, gestación y nacimiento de un hijo tiene sobre el padre ha sido, y sigue siendo, un tema frecuentemente relegado a un segundo plano, por el papel predominante que se concede a la madre en la reproducción humana, tanto desde el punto de vista biológico, como en lo psicológico y social. Sin embargo, también la paternidad supone un momento evolutivo de suma importancia para el hombre, que puede llevar a la aparición de conflictos e, incluso, desencadenar trastornos psicopatológicos donde la evolución dependerá no solo la salud mental individual del padre, sino el ajuste del grupo familiar en su conjunto.(1)

Aquellos que se preocupan por la salud masculina ahora la ven con una nueva perspectiva, una combinación de genética y sociedad. Con independencia de ser físicamente diferente a las mujeres, los hombres también están influenciados por la clase social, la educación y el trabajo, factores que influyen significativamente sobre los resultados que pueda tener su salud. Por tanto, cualquier estudio sobre salud y bienestar masculino debe considerar el rol de la masculinidad.(2)

La paternidad es un cambio importante en la vida de un hombre, que se inicia como proyecto de vida o una necesidad de trascender y posteriormente, al adoptar el rol social de padre, conlleva a una serie de responsabilidades, obligaciones legales, y más importante, el deber de cuidar y educar a los hijos.

El concepto de paternidad se ha transformando con el tiempo en las distintas civilizaciones y periodos históricos, evolucionando desde un severo patriarcado hasta la asunción actual de compartir responsabilidades. Los investigadores antes de los años 1960 y 1970 asumían, en su mayoría, que los padres eran relativamente no importantes para un sano desarrollo de los hijos.(3) Sin embargo, más recientemente los científicos conductuales empezaron a estudiar a los padres y el amor paternal directo, y encontraron que son capaces, al igual que las madres, de dar cariño, y que el lazo padre-hijo a menudo es paralelo al lazo de madre-hijo, tanto intensidad como en emocionalmente.(4)

Son innumerables los estudios científicos que se han dedicado desde hace varias décadas al análisis de los múltiples cambios que produce la maternidad en las mujeres: cambios hormonales, emocionales, etc. Sin embargo, estudios que hablen sobre como el hecho de tener un hijo afecta a los hombre (padres) son todavía escasos, ya es hora de entender al hombre como sujeto activo emocionalmente, con gran capacidad de adaptación y de asumir roles tan importantes como la paternidad desde su función afectiva, en las diferentes etapas desde la concepción hasta la crianza, desde la afectividad, sensaciones y emociones.(5)

Teniendo en cuenta los nuevos conocimientos sobre el papel de la paternidad surgidos a lo largo de la historia, así como la importancia que revisten los cambios psicológicos, biológicos y sociales que se suscitan al rol de ser padre con una identidad peculiarmente masculina, se propone el presente artículo para valorar la paternidad desde una perspectiva biológica, psicológica y social.

 

MÉTODO

Se realizó una investigación teórica a partir de la revisión bibliográfica sobre paternidad. Se revisaron artículos contenidos en la Biblioteca Virtual de Salud: Pubmed, Science Direct, Biomed y Ovid, utilizando como palabras clave los siguientes términos solos y combinando dos o más: "paternidad", "masculinidad" y "paternidad responsable". Se revisaron artículos publicados en varias revistas (Revista Psicología Científica, Revista Avances en Psicología Latinoamericana, Revista de Ciencias Sociales) en las que han aparecido estudios relacionados con la paternidad y masculinidad en países centroamericanos, España y Cuba. Se incluyeron referencias bibliográficas disponibles a texto completo y que brindan información relevante o antecedentes importantes para el desarrollo de la revisión, independientemente del año de su publicación. Se revisaron 121 artículos, se excluyeron 97 que no fueron relevantes por no poseer contenidos directamente relacionados el objetivo de la revisión.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

El concepto de paternidad se ha ido transformando a través del tiempo en las distintas civilizaciones y periodos históricos vividos por el hombre. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha definido la paternidad masculina como la relación que los hombres establecen con sus hijos en el marco de una práctica compleja en la que intervienen factores sociales y culturales, que además se transforman a lo largo del ciclo de vida tanto del padre como de los hijos.(6)

Se trata de un fenómeno cultural, social y subjetivo que relaciona a los varones con sus hijos y su papel como padres, donde no solo es el término, sino las diversas formas de ejercerla van cambiando históricamente de posición y función, en dependencia de cada cultura, clase social, entre otras variables, sin dejar de mencionar las especificidades de la historia de vida particular de cada sujeto.(7)

Desde que nacemos, o incluso antes, ya asumimos roles (o somos educados ellos) de masculinidad o feminidad propios de cada momento histórico como una herencia cultural de generación en generación. Cada nueva década intenta mayor justicia en la búsqueda de equilibrios más centrados en lo humano, verdaderamente equitativos, donde se refuercen creativamente sus semejanzas para alcanzar familias más maduras, sociedades más sanas y solidarias.

Numerosos estudios demuestran que los hombres padecen problemas de salud que son favorecidos en gran medida por su estilo de vida y determinados por el cumplimiento del modelo social de la masculinidad tradicional hegemónica en el que son socializados e influenciados por la clase social, la educación y el trabajo. Sin generalizar, gran parte de los hombres rehúsan ir al médico, manifestando estereotipos de personalidad masculina tales como la excesiva ingesta de alcohol, tabaquismo, mala alimentación, drogadicción, entre otras que refuerzan una visión negativa de la salud masculina y que propician la producción de importantes trastornos en la salud, incluyendo la salud reproductiva.(8,9,10)

Se estima que entre 8 y 15 % de parejas en el mundo tienen problemas de fertilidad y, contrariamente a lo que se piensa, en cerca de 40 % interviene el factor masculino.(11) Durante años el foco de la responsabilidad sobre la salud de los futuros hijos ha estado puesta sobre la madre, pero ahora, gracias a los avances en epigenética, se ha comprobado que lo que haya vivido el padre antes de concebir al hijo también es importante, porque deja huellas en la salud futura de su descendencia. Investigaciones realizadas al ácido ribonucleico (ARN) del espermatozoide demostró que el padre tiene una influencia mayor de la que se pensaba, y los hábitos que tengan los varones desde niños o durante su adolescencia pueden acabar condicionando su futura descendencia. Las investigaciones sobre infertilidad masculina también han constatado relación entre la dieta alimenticia, más concretamente los problemas de obesidad, y la información que transmiten los espermatozoides y más claramente problemas de infertilidad relacionados con trastornos metabólicos, inmunológicos y genéticos.(11)

Los efectos adversos del uso excesivo del alcohol y el tabaco sobre la salud, en general, son de sobra conocidos y con respecto a la infertilidad masculina, estudios realizados han demostrado que ambos pueden afectar la calidad espermática y la integridad de su ADN.(12)

Como se ha mostrado anteriormente este modelo de masculinidad basado en un estilo de vida inadecuado y poco saludable puede entorpecer el proyecto de vida relacionado con una paternidad sana y responsable.

En las últimas décadas, la incursión social de la mujer es cada vez más evidente, la liberación femenina ha extendido el acceso de las mujeres a la igualdad en el mundo profesional y social. Este se reconoce como un proceso histórico y definitivo en la modificación de las dinámicas familiares tradicionales, por la redefinición de los roles y por un nuevo entendimiento de la figura paterna. Sin lugar a dudas, el rol paterno sufre diversos cambios y de una estructura patriarcal evoluciona a nuevas formas parentales. Cano(13) expresa de manera vehemente que "la paternidad tiene cambios de generación a generación, los cuales permiten identificar la paternidad como una realidad histórica y cultural".

Con relación a lo que sucede con la paternidad actual se expresa que: "está generando cambios en la vida familiar y desafiando la noción tradicional de masculinidad".(14) Sin embargo, no existe una respuesta universal a la paternidad, no solo por su condición histórico-cultural, sino también por su complejidad social. Los cambios en la manera de afrontar y valorar la paternidad parecen verse más acentuados en el último siglo

Además, hace mucho que se comprobó que el ser humano es un caso único de cuidado paternal de entre todas las formas de vida. Esto es así, básicamente, porque en la mayoría de los animales en los que se da la reproducción sexual el papel del padre es casi imperceptible. Sin embargo, los hombres adultos de la especie humana se muestran perfectamente capaces de criar y educar a sus hijos e, incluso, niños adoptados. Esto se cumple también en casos sin el modelo tradicional de familia nuclear: padre, madre y descendencia.(14)

En el presente siglo ya es un hecho que se está produciendo una evolución en la paternidad, padres que se vinculan emocionalmente de forma natural con sus hijos. Una forma de paternidad más implicada está cambiando el cerebro de los padres para cuidar de sus hijos, siendo evidente también que en el padre existen conductas "paternales" determinadas por factores biológicos o bioquímicos en las diferentes etapas del embarazo y durante los primeros meses del periodo posparto.(15)

Durante el embarazo hay un cambio importante en la conducta masculina, la química se encarga de reducir el interés sexual en un momento en el que la fecundación no es posible. Todo ello lo hace a través de dos hormonas, fundamentalmente: la testosterona y la prolactina durante el primer y el tercer trimestre del embarazo. La producción de testosterona, principal hormona del hombre, desciende y llega a ser hasta 33 % más baja cuando la pareja está embarazada. Por el contrario, la prolactina aumenta sus niveles normales hasta 20 % en el mismo periodo de tiempo.(15)

Algunos padres, sobre todo primerizos, sufren el Síndrome de Couvade, o "embarazo empático",ª que consiste en el parto simbólico del hombre luego de vivenciar durante los meses de gestación sintomatologías parecidas a la de su pareja, experimentando muchos cambios biológicos entre los que se encuentran:(16)

 

  • - Elevados niveles de estradiol (una clase de estrógeno que está implicado en el instinto y comportamiento maternal de los mamíferos y primates no humanos, que se asocia con la ternura, las emociones, la sensibilidad) y menores niveles de testosterona.
  • - Alteraciones hormonales que se producen al mismo tiempo que las de su compañera y que pueden llegar a provocar síntomas como náuseas, vómitos e incremento del peso corporal.
  • · Descenso de los glucocorticoides (hormonas relacionadas con el cortisol, esta última se libera en respuesta al estrés y a los bajos niveles de glucocorticoides en la sangre) que ocurre generalmente ante la noticia de la paternidad.
  • -Mayor cantidad de prolactina (hormona implicada en la capacidad de amamantar) y que se manifiesta en síntomas como falta de apetito, aumento del peso corporal y fatiga.
  • -Luego del parto, se eleva el nivel de oxitocina, al igual que sucede en la madre, lo cual favorece el vínculo afectivo con el bebé (mostrar ternura hacia el bebé o cargarlo cuando llora, entre otros).

 

Todas estas manifestaciones, según refiere Ortega et al.(17) sobre el síndrome de Couvade, son absolutamente normales, no tiene nada de anómalo y, más bien, recoge todos esos conflictos derivados del cambio vital que es ser padre: miedos, inseguridades y ansiedad.

La paternidad cambia la estructura del cerebro de los hombres. Durante los primeros meses del posparto aumenta la materia gris en el cerebro del hombre que resultan esenciales en el procesamiento de la información social (corteza prefrontal lateral) y la motivación parental (hipotálamo, núcleo estriado y amígdala). Es decir, el repertorio de conductas nuevas que lleva ser padre se ve correspondido por un repertorio de cambios físicos en el encéfalo.(8)

El hombre vivencia transformaciones a nivel biológico y cerebral para poder vincularse a su bebé, pero también cambios a nivel psicológico y social relacionados con las expectativas culturales de lo que significa ser padre y como se asume el rol.

Es una realidad que los hombres no sufren una revolución hormonal, no tienen cambios físicos que incidan en su imagen corporal y, desde el punto de vista emocional, vivencian el embarazo desde otra dimensión. Tampoco dan a luz a sus bebés, sin embargo, al igual que las mujeres en las diferentes etapas del embarazo sienten miedo, ansiedad, dudas e incertidumbres en muchos sentidos, uno de los más frecuentes es cómo asumir este nuevo rol y lo que se espera de ellos desde el punto de vista personal y social.

Aunque es más usual escuchar el término relacionado con la depresión posparto en mujeres y el efecto que tiene sobre los hijos, de igual forma puede ocurrir en los hombres, sobre todo primerizos, lo que no deja exentos a ninguno de los padres en la vivencia de uno de los procesos más importantes de sus vidas. García Castro, en "Psicología y psicopatología de la paternidad" señala:

 

Los últimos estudios que se han realizado han demostrado que efectivamente existe la depresión posparto en los hombres. Se habla de que afecta entre el 5 % al 10 % de los padres, presentando síntomas parecidos a los de las madres, y es más frecuente en aquellos que no viven con sus hijos o son padres primerizos (...) pudiendo traer consecuencias a corto o largo plazo sobre nuestros infantes, ya que cualquier niño que está expuesto a padres con depresión puede manifestar problemas emocionales, de conductas y dificultades escolares.(1)

 

La paternidad cambia el comportamiento de ambos padres, en muchos casos para mejor, ya que sus prioridades se modifican. Se vuelven más responsables y maduros. Saben lo que significan para esas nuevas personas que surgieron en su vida y a las que no pueden fallarle. Sin embargo, a cada uno la evolución le afecta de una manera diferente. Los cambios de por sí, no son causa de problemas psicológicos, pero el estrés que implican las nuevas responsabilidades adquiridas puede hacer que aparezcan problemas ya latentes o que se creían superados, como depresiones, ansiedad, etc.(18)

No es menos cierto que resultado de una práctica machista al hombre le cuesta expresar sentimientos, pero en momentos como la llegada de un hijo les hacen manifestarlos; por ende, el tipo de relación y el vínculo que el padre tenga con su pareja alcanza una nueva relevancia, pues influirá también en la relación que tendrá con los hijos.(18)

Como premisa de los cambios socioculturales de esta nueva época, no son pocos los casos de mujeres que tienen que trabajar y los padres hacerse cargo del niño, lo que constituye para los hombres la oportunidad de proveer de cuidados a su hijo, como cambiar pañales, alimentarlo, cubrir sus necesidades emocionales y de permitirse desarrollar cualidades humanitarias, en su vida y con los que le rodean, para de esta forma fomentar una educación más completa y una independencia más efectiva.(18)

En no pocas ocasiones el bienestar personal se ve dañado por el abandono y el maltrato paterno que tiene lugar a diferentes edades, herencia en gran parte de la cultura machista,(18) y que se expresa en frases como: "a mi papá no lo conocí ni me interesa conocerlo", "mi madre ha sido madre y padre", "nos dejó por otra mujer y nunca lo volvimos a ver", "de mi padre tengo solo malos recuerdos, por los golpes que me daba".

El nacimiento de un niño enfermo produce en los padres una fuerte discrepancia entre la imagen ideal y la real. Todas las ilusiones y las expectativas de la paternidad se rompen en el momento en el que irrumpe un diagnóstico de una enfermedad o discapacidad genética. Cuando un hijo es diagnosticado con una enfermedad o discapacidad implica una serie de cambios en el estilo de vida y en las rutinas diarias, situación que resulta difí­cil de manejar para ambos padres y la familia en general. Según sus mecanismos de afrontar la situación, cada cual asumirá un determinado comportamiento que pueden ir, desde conductas de aceptación, negación, ocultar la enfermedad del hijo, hasta de huida. Es por esta razón que comúnmente, en especial en los padres, ocurre un distanciamiento emocional de sus hijos, lo que, incluso, pudiera llegar al alejamiento físico.(19,20)

El sentido de impotencia y la imposibilidad de controlar o remediar la situación que enfrentan puede afectar a algunos padres, logrando que se sientan culpables o fracasados por no poder proteger a sus seres queridos y manejar esta presión, unido a no contar con buenos mecanismos para asumirla. Todo ello pudiera producir como respuesta el abandono, lo que demuestra que "quedarse o salir huyendo" no depende de la naturaleza de la situación, sino de los mecanismos que tenga la persona para enfrentarla. Los hombres en particular responden al estrés con irritabilidad, enojo, problemas para conciliar el sueño, etc. El estrés se ventila frecuentemente en formas perjudiciales, como alimentación inadecuada, un incremento en el consumo de alcohol y tabaco.(19)

Es un hecho que todos los hombres no se comportan de igual forma en su rol de padres, lo que podría estar asociado a diversas formas de construcción social de género. Esto, a su vez, se expresaría en diversas masculinidades. Teniendo en cuenta la dualidad masculinidad-paternidad, pudiera afirmarse que factores socioculturales podrían estar incidiendo en ello, en una perspectiva que va desde lo tradicional a lo moderno. Estudios realizados en este sentido refieren que estas diferencias de comportamientos pudieran estar asociadas a componentes socioculturales vinculados a la mentalidad colectiva, la que varía en dependencia del desarrollo histórico, y a lo que antes podía ser considerado una familia tradicional. En la sociedad actual se han encontrado nuevas formas para la constitución de la familia, con nuevas pautas en los roles de cuidadores, y en estos tiempos, los cambios en las dinámicas socioculturales, han hecho que exista una distribución diferente de roles, tareas y responsabilidades.(21)

La paternidad tradicional está basada en una referencia biológica de las diferencias hombre/mujer, donde se concibe el rol de padre como el proveedor y responsable de la autoridad y disciplina familiar. El padre es quien atiende las necesidades materiales de los hijos, debe proporcionar el dinero para su crianza y cuidado, su rol educativo es fundamentalmente disciplinario y la necesidad afectiva o comprensiva no es válida si pierde su autoridad.(22)

En estos tiempos se evidencia muy claramente una transición cultural en este sentido. La transición a una paternidad moderna se acrecienta en un número significativo de hombres, cuya representación de la paternidad se encuentra en contradicción con la mentalidad tradicional. Una paternidad más integral donde la función proveedora, al igual que otras como brindarle afecto y cuidados a sus hijos, así como su participación activa en la educación, son importantes, sin que su autoridad como padre sufra menoscabo, muchos asumen una postura cariñosa o comprensiva. Las sociedades van ganando en la cultura de que la descendencia familiar es responsabilidad tanto de la mujer como del hombre, considerando que ambos tienen el mismo derecho a insertarse socialmente y que este último debe colaborar al igual que la mujer en las labores del hogar.(22)

Todo lo antes mencionado puede apreciarse como un indicador de que la función de la paternidad y el rol que esta supone están tomando un camino de cambio, de nuevos pensamientos en aras del desarrollo de masculinidades con visiones diferentes.

La Sociedad Internacional de Salud Masculina ha definido diferentes temas en torno a salud masculina vinculándolos con el perfil social, al mismo tiempo que ha hecho recomendaciones sobre cómo incorporarlo en el ámbito clínico, investigativo y educacional. Como resultado de identificar las diferencias en la salud de los hombres, se ha evolucionado desde una salud general masculina de un solo sistema a modelos multidisciplinarios de atención de salud. Por tal motivo, se han desarrollado modelos para políticas especificadas por género, que abordan las necesidades únicas de salud y las barreras enfrentadas por los hombres. Los médicos tendrán que expandir su experiencia de modelos actuales de salud masculina para incluir estrategias de salud preventiva, junto con el impacto de influencias socioeconómicas y conductuales.(1)

La educación, investigación y la colaboración interdisciplinaria son necesarias para poder abordar problemáticas como el alcoholismo, el tabaquismo, el consumo y dependencia de las drogas y la inadecuada alimentación, que desencadenan múltiples enfermedades y limitaciones, que están acortando dramáticamente la vida de los hombres en todo el mundo.(1)

En Cuba, como en todo el mundo, se vivencian estos cambios. Los estudios de masculinidad relacionados con la paternidad comienzan a tomar fuerza desde la segunda mitad del siglo pasado, demostrando que sigue representada la masculinidad hegemónica, y aunque nuestro proyecto social ha roto con disímiles estereotipos, no ha podido destruir tal modelo.(23)

Existen proyectos de grupos de padres para la preparación al nacimiento, exclusivos para hombres, uno de ellos "Cambiémoslo", cuyos objetivos generales están enmarcados en lograr una mayor implicación de los hombres en el cuidado de sus hijos, en las responsabilidades domésticas y educativas, entre otros, para lograr una participación más activa, responsable y consciente de los hombres en su paternidad.(24)

Hoy se vive un proceso de tránsito donde convergen modos de actuar revolucionarios, aunque todavía con prejuicios tradicionalistas, sin embargo, se puede apreciar la tendencia a la transformación. El buen padre asume la educación y la atención de sus hijos como una prioridad, aunque el protagonismo de esta labor sigue siendo de la madre. La participación masculina en las labores domésticas aumenta, pero sin la total responsabilidad. En aspectos como la dinámica familiar se ha venido suscitando un grupo de transformaciones que contribuyen a propiciar la responsabilidad compartida de la madre y el padre en el cuidado de los hijos, con tendencia a una paternidad más afectiva e implicada.(21)

Sin embargo, es muy importante asumir acciones eficaces hacia el mejoramiento, la búsqueda de alternativas donde la participación y cooperación de todos los factores sociales estén cada vez más encaminadas hacia el cambio de ese patrón.(21)

Esta experiencia de vida se construye a partir del tiempo y del espacio social que le toca vivir a cada persona, donde son importantes términos como condición social, nivel educativo, edad, entre otros indicadores. Cada uno de ellos constituye determinantes importantes en el desarrollo de una masculinidad menos hegemónica o una nueva identidad masculina.

 

Conclusiones

Tanto el desarrollo científico como social ha demostrado que la paternidad ha cambiado de un modelo tradicional y lineal del padre como figura patriarcal e insensible, a una figura que es capaz de demostrar, expresar y vivenciar sentimientos genuinos, involucrándose cada vez más en el proceso de gestación con participación activa, incluso antes de la concepción.

Es tiempo de preguntarnos si la crisis o transformación de una paternidad tradicional a una moderna, donde el hombre se permita expresar sus sentimientos, romper con estereotipos que no solo los limita de vivir con conciencia sus sentimientos, sino también de velar por su calidad de vida y desarrollar su capacidad de valerse por sí mismo, se convertirá en un nuevo periodo de lucha por la igualdad, pues se ha demostrado que la hegemonía de una masculinidad obsoleta no proporciona beneficios, sino perjuicios.

Por ello, y teniendo en cuenta que la incorporación masculina en todos los ámbitos es un hecho, desde los niños hasta los hombres deben tomar responsabilidades, romper con las normas sociales discriminatorias y expropiativas, para que la salud masculina pueda incorporarse a nuevos modelos que proporcionen la atención de salud a los hombres, que no solo es un tema privativo de este género; sino una preocupación global que afecta a esposas, niños, comunidades y países.

Este trabajo puede servir de argumento o incentivo para la creación de un plan de intervención que refleje cómo las transformaciones biopsicosociales que ocurren en el proceso de paternidad pudieran propiciar un cambio en la identidad masculina.

 

AGRADECIMIENTOS

Todos los comienzos son difíciles, aunque sean motivadores o de significación personal, una ayuda oportuna de personas que aportan su conocimiento en la realización de un objetivo, es valiosa. Las licenciadas Ramona Cayol y Geyma Mujica colaboraron en mi inicio en el mundo de las publicaciones. ¡Gracias!

 

CONFLICTOS DE INTERESES

La autora declara que no tiene conflictos de intereses.

 

 

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Recibido: 12/07/2018
Aceptado: 15/09/2018

 

 

 

Adonay Martínez Perera. Centro Nacional de Genética Médica. La Habana, Cuba.

Correo electrónico: adonay@cngen.sld.cu

 

ªDel francés incubar, que toma su nombre del ritual primitivo denominado Covada.

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